El Papa Benedicto XVI no renunció al cargo divino que en 2005 lo convirtió en Vicario de Cristo, sino solamente al ministerio de obispo de Roma y a los cargos administrativos del Papado, al declarar (discurso del 27 de febrero de 2013) que él mantendría el "primado petrino", por lo cual dejó ver que sigue llevando sobre sus hombros la carga y la vocación de ser el Vicario de Cristo. A eso no se puede renunciar, es una cualidad "ad vitam" otorgada por Cristo a Pedro y sus sucesores.
El Papa Ratzinger pronunció, un día antes de tomar el helicóptero para retirarse temporalmente a Castel Gandolfo, un discurso que aclara la situación que guardan los dos "Papas" que actualmente viven en Roma.
En esa alocución se refirió a la invitación que recibió de Dios cuando fue electo sucesor de San Pedro el 19 de abril de 2005. En esa ocasión dijo (párrafo 23) que la vocación que recibió de Cristo es ad vitam (para toda la vida) y que, por ello, nunca podrá renunciar a ella (como siempre lo entendieron todos los Papas en la historia de la Iglesia): "El siempre es también un para siempre, no hay más un retorno a lo privado". "Mi decisión de renunciar al ejercicio activo de ministerio no revoca esto (el primado petrino)".
Además, Benedicto estableció, ante los órganos jurídicos de la Iglesia, que él conservaría la sotana blanca, mantendría el apelativo "Su Santidad", conservaría las llaves de Pedro en su escudo, y seguiría siendo Papa, añadiendo simplemente el epíteto "emérito". Esto último es muy significativo pues, cuando el Papa Gregorio XII renunció, volvió a ser cardenal, y cuando el Papa Celestino V renunció, volvió a ser monje. No lo estableció así el Papa Benedicto XVI. Él estableció que seguiría siendo Papa, caso totalmente inédito en la historia de la Iglesia.
Ese discurso expresa claramente la convicción de que él seguiría siendo Vicario de Cristo y cabeza espiritual de la Iglesia, y de que solamente estaba renunciando a los cargos administrativos del papado. En su mente, una cosa es el ministerio del obispo de Roma, y otra cosa es el primado petrino, el cual es ad vitam y al que no se puede renunciar. Sic et simpliciter.
La válida renuncia al papado exige renunciar al munus, (cargo del oficio de Pedro) como expresa el Código de Derecho Canónico (CDC canon 332.2), no al ministerium, como hizo el Papa Benedicto XVI.
Veamos el tenor literal del canon 332.2 del CDC:
"Si contingat ut Romanus Pontifex muneri suo renuntiet, ad validitatem requiritur ut renuntiatio libere fiat et rite manifestetur, non vero ut a quopiam acceptetur". ("Si el Romano Pontífice renunciase a su cargo se requiere, para la validez, que la renuncia sea libre y se manifieste formalmente, y que no sea aceptada por nadie".
Leyendo el texto de la renuncia de Benedicto XVI se observa que el Papa no renunció al munus petrino sino solo al ministerium como obispo de Roma: "declaro me ministerio Episcopi Romae... commisso renuntiare".
Una persona tan sabia como Benedicto XVI entendía perfectamente que la renuncia al papado, para ser válida, requería renunciar al munus, no solo al ejercicio del mismo (ministerium). No cabe aquí alegar ignorancia. No en él, quien es una de las personas más doctas y conocedoras de los asuntos eclesiásticos. Por tanto, esa diferencia en la fórmula empleada quería significar algo. Algo así como: "Sigo siendo el Vicario de Cristo, aunque renuncie yo al gobierno ejecutivo de la Iglesia. No lo puedo decir abiertamente, pero aquí seguiré, vestido de Papa, viviendo en el Vaticano y llamándome "Su Santidad", para quien lo quiera entender".
Benedicto XVI es aún el Vicario de Cristo, porque nunca renunció a tal cargo pero, para mayor claridad, nos dice explícitamente que solo renunciaba al ministerium.
Recordemos que el papado es un cargo, como nos recuerda la Constitución Dogmática Lumen Gentium: "Porque el Romano Pontífice tiene sobre la Iglesia, en virtud de su cargo (munus) como Vicario de Cristo y Pastor de toda la Iglesia, plena, suprema y universal potestad, que puede siempre ejercer libremente". Así lo declaró antes también el Concilio Vaticano I en 1870, repitiendo el magisterio anterior, en particular, el del Concilio de Florencia del siglo XV.
En el papado, el munus se recibe con la elección en el cónclave y se pierde con la muerte, y el ministerium, que es consustancial a él e inseparable, equivale al ejercicio jurídico del obispado de Roma, hoy cabeza de todos los episcopados . Al haberlos separado, Benedicto XVI está lanzando un mensaje muy fino y delicado al mundo y a la Iglesia.
Las famosas palabras de monseñor Gänswein, arzobispo alemán, jurista, secretario personal de Benedicto XVI y prefecto de la Casa Pontificia de "Francisco", sobre un "ministerio alargado" (con dos miembros) confirman de manera contundente esa misma conclusión: Benedicto XVI sigue manteniendo la investidura o munus, luego Francisco no es realmente el Vicario de Cristo.
Monseñor Gänswein recordó que Benedicto XVI no renunció ni a su nombre ni a su hábito talar blanco: "Él no se retiró a un monasterio aislado, sino que continúa dentro del Vaticano, como si hubiese dado apenas un paso al costado, para dar espacio a su sucesor y a una nueva etapa en la historia del papado".
Por eso Benedicto XVI sigue vestido de blanco, con su solideo, el anillo del pescador, su título de Papa y el apelativo Su Santidad. No volvió a ser cardenal Ratzinger, como sucedió con Gregorio XII, quien volvió a ser el cardenal Angelo Correr después de renunciar. Benedicto sigue en el Vaticano y no se ha vuelto a su querida Baviera o a algún monasterio lejano, y no es cardenal Ratzinger.
Ni hace falta decir que monseñor Gänswein no hizo estas gravísimas declaraciones sin contar con el apoyo del propio Benedicto XVI. No fue más que una explicitación de las conclusiones en su despedida del 27 de febrero de 2013.
De hecho, Benedicto XVI no usó la fórmula de renuncia establecida por Bonifacio VIII. La norma expresa que regula la disciplina sobre la renuncia papal se encuentra en la Constitución Apostólica Quoniam aliqui, que fue fijada en el Código de Derecho Canónico de 1917, y actualmente en el canon ya citado del CDC de 1983, el #322.2.
Veamos el texto de esa Decretal de Bonifacio VIII:
"Decretal de Bonifacio VIII (in 6°), 1.1, T.7, cap. 1: De Renunciatione: «renunciare valeat Papatui, eiusque oneri, et honori...". Es decir, se establece que debe renunciar explícitamente a su cargo y a todos sus honores.
Tampoco usó la fórmula empleada para renunciar usada por el único Papa que lo hizo antes que él, Celestino V: «cedo Papatui, et expresse renuncio loco, et dignitati, oneri, et honori» («me retiro del Papado y, expresamente, renuncio al lugar y a sus dignidades, cargas y honores»).
Por el contrario, Benedicto XVI usa por primera y única vez la fórmula explícita y clara "ministerio Episcopi Romae... commisso renuntiare" (renuncio al ministerio de Obispo de Roma).
Al cumplir sus 90 años, el 16 de abril de 2017, el Papa Benedicto XVI fue fotografiado en los jardines vaticanos.
Monseñor Gänwein muestra sonriente que Su Santidad sigue llevando el anillo del pescador, signo de la autoridad papal.
Conclusión: en la Declaración de renuncia leída por Benedicto XVI el 27 de febrero de 2013, no hay alusión alguna al canon 332.2 del CDC, lo que parece extrañísimo viniendo de alguien tan conocedor y minucioso teólogo. Tampoco usó ni la fórmula de la Decretal de Bonifacio VIII.
*Fuente de algunos datos: Juárez Falcó, Juan. "Dos graves razones de Derecho Canónico que confirman que Benedicto XVI sigue siendo Papa". https://comovaradealmendro.es 24 mayo 2018.