
Las Sagradas Escrituras no solo predijeron la destrucción del Templo de Salomón, la cual ocurrió en el año 70 d.C., sino también la "diáspora", expulsión del pueblo judío de la tierra prometida, que se concluyó en el año 135 d.C.
Su objetivo es lograr una reingeniería social mediante la deconstrucción marxista de la cultura y la destrucción de la familia. Se sirve del poder coercitivo de los gobiernos para imponer una ética subversiva contraria al interés de los ciudadanos. Es patrocinada por el poder político de los organismos internacionales y por los intereses financieros de la élite antinatalista ambientalista global.