Su objetivo es lograr una reingeniería social mediante la deconstrucción marxista de la cultura y la destrucción de la familia. Se sirve del poder coercitivo de los gobiernos para imponer una ética subversiva contraria al interés de los ciudadanos. Es patrocinada por el poder político de los organismos internacionales y por los intereses financieros de la élite antinatalista ambientalista global.