San Malquías de Armagh, obispo y monje irlandés, recibió una profecía sobre la sucesión de los Papas que habría desde Celestino II “Ex castro Tiberis” (1130) hasta el último Papa de la serie romana, quien gobernará la Iglesia durante la extrema persecución “Petrus Romanus”. En el penúltimo lugar está el Papa Benedicto XVI “Gloria olivae”. Por alguna razón, San Malaquías no menciona al P. Jorge Mario Bergoglio, en quien se cumple la profecía de San Francisco de Asis “habrá un Papa electo no canónicamente que causará un gran cisma en la Iglesia”.
Conchita González, vidente de Garabandal, reveló que después de Juan XXIII habría tres Papas, los cuales ya pasaron ("cuatro, pero uno no cuenta pues durará muy poco"). Y con Benedicto XVI se inició el tránsito hacia los "últimos tiempos" de la Iglesia Católica romana como la conocemos actualmente. Benedicto siguió siendo hasta su muerte el Vicario de Cristo llevando el munus petrinus sobre sus hombros, según él quiso y lo dejó establecido en su discurso de renuncia: (cfr. Vicario).
El P. Bergoglio ha nombrado a 121 cardenales los cuales, al ser un Papa electo “no canónicamente”, son cardenales inválidos, a tenor del artículo 76 de la Constitución que rige el cónclave: “Si la elección se llevase a cabo de forma diversa a como está prescrito en la presente Constitución o no se hubieren observado las condiciones establecidas en la elección es, por ello mismo, nula e inválida, sin que intervenga ninguna declaración a propósito y, por lo mismo, ésta no confiere ningún derecho a la persona elegida”: (cfr. antipapa).
En tal situación de excepción no se reúne el número de cardenales válidos fieles a la fe católica necesarios para elegir un Papa verdadero (dos tercios más uno) cuando él muera o renuncie. Por lo mismo, es de esperar que se cumpla la profecía recibida por la mística Isabella Canori Mora: San Pedro elegirá directamente un verdadero Papa.
Escribió así la beata italiana en 1820 : “La pequeña grey de católicos fieles, refugiada bajo los árboles en forma de cruz, fue entonces conducida a los pies del trono de San Pedro. El santo escogió al nuevo Pontífice y toda la Iglesia fue reordenada según los verdaderos dictámenes de los santos Evangelios; fueron reestablecidas las órdenes religiosas, y todas las casas de los cristianos se convirtieron en otras tantas casas penetradas de religión”.
Lo más lógico es que esa elección del cielo suceda posteriormente a la muerte de Gloria olivae, después de lo cual Petrus Romanus gobernará la Iglesia durante la Gran Tribulación, inmediatamente antes de que “el justo juez” retorne a juzgar a su pueblo, siguiendo nuevamente a San Malaquías.
Dice la hermana sor Lucía en la tercera parte del secreto de Fátima: “Y vimos en una inmensa luz semejante a como se ven las personas en un espejo cuando pasan ante él, a un obispo vestido de blanco de quien tuvimos el presentimiento que fuera el santo padre, huyendo de una ciudad en ruinas, tambaleante y con paso vacilante, apesadumbrado de dolor y pena, rezando por las almas de los cadáveres que encontraba por el camino. Posteriormente, vimos al Santo Padre subir una montaña empinada en cuya cumbre había una gran cruz de maderos toscos como si fueran de alcornoque: llegado a la cima del monte, postrado de rodillas a los pies de la gran cruz, fue muerto por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros de arma de fuego y flechas; y del mismo modo murieron unos tras otros los obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas y diversas personas seglares, hombres y mujeres de diversas clases y posiciones.”
Esta parte del secreto coincide con la revelación que tuvo el Papa San Pio X: "He tenido una visión terrible: no sé si seré yo o uno de mis sucesores, pero vi a un Papa huyendo de Roma entre los cadáveres de sus hermanos. Él se refugiará de incógnito en alguna parte”.
Es decir, según el Papa San Pio X, el verdadero Papa ya no estará en Roma, y la Iglesia volverá a catacumbas, como fue en los primeros siglos del cristianismo.
También en 1820 la beata Ana Catalina Emmerick, religiosa Agustina, tuvo una visión parecida a la de Isabella Canori ese mismo año: "Vi una fuerte oposición entre dos Papas, y vi cuan funestas serán las consecuencias de la falsa iglesia, vi que la Iglesia de Pedro será socavada por el plan de una secta. Cuando esté cerca el reino del Anticristo, aparecerá una religión falsa que estará contra la unidad de Dios y de su Iglesia. Esto causará el cisma más grande que se haya visto en el mundo".