La guerra de Israel precede el retorno glorioso de Cristo Featured

 

Israel es el cronómetro de Dios que nos dice qué tan cerca estamos del retorno de Cristo a la tierra.

Todas las profecías del género apocalíptico, pero en concreto Ezequiel 38, nos hablan de un ataque en el que varias naciones árabes, lideradas por Rusia, atacarán simultáneamente a Israel (lo mismo harán otras naciones desde el sur). Desde el fin de este conflicto mundial comenzarán a contarse los 7 años que preceden a la Parusía, el retorno gloriosos de Cristo, ya que un impostor, que se hará pasar por el mismo Jesucristo 7 años antes, firmará un falso acuerdo de paz para terminar esa guerra, posicionándose como líder mundial. Al mismo tiempo, Dios ejercerá su soberanía sofocando milagrosamente ese conflicto, y enviando a su Espíritu Santo a cada corazón humano.

Sin duda, ese conflicto apocalíptico ha tenido ya sus preparativos inmediatos cuando el pasado 7 de octubre de 2023 Israel propició el ataque de Hamás en su contra, como una bandera falsa para justificar el "Estado de Guerra" declarado por Netanyahu.

Tan concientes son alguno hebreos y sionistas del aspecto profético que en 1997, el periodista protestante John Hagee preguntó al Primer Ministro de Israel, Benjamin Netanyahu: ¿Cree usted que Rusia atacará alguna vez a Israel? El Primer Ministro lo miró fijamente y le respondió: "Por supuesto que sí. Rusia atacará a Israel, está escrito en la Toráh” (Antiguo Testamento).

Por ello, la provocación que hizo Israel, con la bandera falsa de permitir que Hamás lo atacara para responder con la anexión de la mitad de Gaza y todo lo que sigue, es parte de un operativo encubierto destinado a provocar este conflicto bíblico apocalíptico. El 30 de septiembre, el director de inteligencia de Egipto llamó a Netanyahu para prevenirlo de la inminencia de esa gran operación de Hamas contra Israel. El 5 de octubre (3 días antes) la CIA advirtió al Mossad sobre la operación que vendría. El operativo se llamó "Diluvio de Al-Aqsa".

Los judíos esperan la venida del Mesías por primera vez, los cristianos lo esperamos en su segunda venida. Pero ese grandioso advenimiento estará precedido por una serie de hechos mediante los cuales Dios irá preparando a la humanidad entera y, en concreto, a Israel. Dios romperá el silencio que ha guardado hasta ahora por dos mil años respecto al pueblo judío, y volverá a actuar directa y portentosamente como lo hizo con prodigios admirables en el pasado.

Toda la historia de Israel está caracterizada por diversos momentos de castigo y silencios divinos, siempre debidos a las infidelidades del pueblo adoptado por Él. Las Escrituras recalcan que las deportaciones y dominaciones (de Egipto, Babilonia, Persia, Grecia, Roma) fueron permitidas por Dios en vista de que el pueblo elegido quebrantaba la alianza. De suyo, esa dramática historia de correctivos por parte de Dios es la prueba indirecta de que efectivamente son el pueblo elegido, pues lo son a pesar de eso mismo.

La última de las calamidades permitidas por Dios sobrevino en el año 70 de nuestra era por haber rechazado a su propio Hijo. El Emperador romano Tito Flavio Vespasiano ordenó la destrucción total de Jerusalén, obligando a los judíos a abandonar la tierra prometida y a emigrar a todo el mundo. Del Templo, como lo predijo el mismo Jesucristo, no quedó “piedra sobre piedra”.

Así, el postrero de los silencios de Dios respecto de los judíos, el presente, es el que va desde la extraordinaria manifestación divina el día de Pentecostés, hasta el toque de la primer trompeta del Apocalipsis, que será el segundo pentecostés ("gran aviso o iluminación de conciencias", como se le quiera llamar). Se trata del silencio divino más largo de la historia respecto a su pueblo que finalmente va a terminar.

El profeta Ezequiel predijo que, después de la dispersión, los israelitas volverían a reunirse en la tierra prometida: “He aquí que tomaré a los hijos de Israel de entre las naciones a donde se fueron, y los reuniré y los traeré a su tierra” (Ez 37, 21). Esa profecía se cumplió el 14 de mayo de 1948. A partir de entonces comenzaron formalmente los así llamados “últimos tiempos” (que no es el fin del mundo sino el fin del "tiempo de las naciones" o "de los paganos" denominados así por San Pablo), los dos mil años que llevamos en que Dios se ha vuelto a los paganos para conformar su Iglesia.

En el Antiguo Testamento, la atención de Dios se centraba en los judíos y su presencia en la tierra prometida bajo la ley que Dios dio a Moisés. En el Nuevo Testamento, Dios guarda silencio respecto a su pueblo y su atención se centra en la Iglesia, ofreciendo la salvación a los gentiles.

Gracias al profeta Ezequiel sabemos de qué manera Dios romperá su silencio, antes de que inicie el periodo de la Gran Tribulación: esa es la guerra de Israel. Ezequiel describe una batalla, comúnmente conocida como la “Guerra de Gog y Magog”, en que Dios destruirá portentosamente a una alianza de invasores que atacarán Israel.

La Guerra de Gog y Magog es un conflicto único en su cronología, en su propósito, en sus características y efectos sobre Israel y sobre el mundo entero.

Ezequiel predijo que, después de reunidos nuevamente en la tierra prometida, al final de los tiempos, los israelitas serán atacados por los enemigos del norte (países árabes) juntamente con Rusia: “He aquí que estoy contra ti, Gog, príncipe soberano de Mésec y Tubal (actual Rusia) (...) te sacaré con todo tu ejército (...) Con ellos están Persia (Irán), Cus (Etiopía) y Fut (Libia), todos ellos armados con escudo y yelmo. Gómer, con todas sus tropas, y la casa de Togarma (Turquía), desde el lejano norte con todas sus tropas y muchos pueblos contigo (...) Después de muchos años invadirás un país salvado de la espada, reunido de muchos pueblos a los montes de Israel (...) En los últimos días atacarás a mi pueblo Israel como nublado para cubrir la tierra” (Ez 38, 3-8, 16).

A lo largo de los capítulos 38 y 39, los nombres de Gog y Magog son utilizados en forma conjunta como título que denomina la combinación de un gran adversario de Dios: Gog como un “príncipe”, y Magog como un país ó región al norte de Israel. Dos veces utiliza “Magog” para indicar el territorio de donde es originario el líder denominado “Gog”, que en hebreo antiguo significa “encumbrado”. Al mencionar a Gog como proveniente del “lejano norte”, Ezequiel parece estar denotando el nivel máximo de autoridad dentro de una alianza de naciones de lo que hoy son las ex repúblicas soviéticas, territorio del antiguo reino de Anatolia y más allá del Cáucaso, así como los aliados que hoy tiene Rusia.

Es de resaltar que Rusia, “líder” según Ezequiel, no quieren entrar en guerra, se ha resistido a las provocaciones, pero Dios lo obliga a comenzar la campaña militar por alguna razón: "Te haré dar media vuelta, pondré garfios en tus quijadas, y te sacaré a tí y a todo tu ejército" (Ez 38, 4): Rusia se resiste a la guerra, como hasta ahora lo ha hecho, pero finalmente cae en esa provocación.

Esto nos recuerda las profecías de Fátima: el pueblo ruso ha sido muy pobre y sufriente, ha padecido el cacicazgo de los zares, el ataque de Napoleón y mil otras penurias, y luego, lo que es peor, la matanza de 120 millones de cristianos por parte del régimen judío bolchevique, que buscaba imponer el socialismo mundial. Ahora que Rusia se ha preparado por décadas para esta guerra, tiene el ejército más poderoso del mundo, las armás más sofisticadas y el mayor número de tanques de última generación, y será, por designio divino, un instrumento de Dios para castigar a la humanidad por no haber vuelto al amor de Dios, realidad que fue profetizada por la Virgen María en las apariciones de Fátima. Después de la 3ª Guerra Mundial, Rusia será consagrada al Corazón Inmaculato de María y vendrá un tiempo de paz en el mundo.

La guerra mundial de Gog y Magog, en la que varios países se unirán para atacar a Israel concluirá, dice Ezequiel, con una portentosa intervención divina que frustrará la invasión. El profeta nos dice que los ejércitos que atacarán Israel serán derrotados de forma milagrosa y deslumbrante: mediante un gran terremoto (Ez 30, 19); por tempestad, enormes granizos, fuego y azufre (Ez 38, 22); y por una confusión masiva en la que los agresores comenzarán a matarse entre sí (Ez 38, 21).

Esa intervención divina para proteger a Israel revivirá en los judíos la conciencia de la elección, y confirmará el mundo entero de que Israel es el pueblo de Dios, pero los confundirá al creer que el líder ruso aniquilado era la cuarta bestia de Daniel, y que el promotor de la paz es el mesías, cuanto en realidad se tratará del anticristo, la gran mentira, el falso mesías de los judíos y del mundo.

Para finalizar la guerra tendrá lugar el falso acuerdo de paz firmado por el personaje a quien el profeta Daniel llamó la “cuarta bestia” (denominado por San Juan como el “anticristo”), el cual dominará el mundo durante siete años: “por otra semana (7 años en el lenguaje judío) sellará un pacto con muchos” (Dn 9, 27). Jesucristo llamó a ese periodo la “Gran Tribulación” y es la etapa en que la humanidad será purificada y preparada para su Retorno glorioso, acontecimiento que cierra los tiempos de la Iglesia y de las naciones, y da inicio a los nuevos tiempos mesiánicos del Reino de Dios en la Tierra.

La guerra contra Israel descrita por Ezequiel, y que inaugura los siete años de la Gran Tribulación, será abortada por una acción directa de Dios: “Sobre los montes de Israel caerás tú y todas tus tropas, y los pueblos que fueron contigo (...) Y haré notorio mi santo nombre en medio de mi pueblo Israel, y nunca más dejaré profanar mi santo nombre; y sabrán las naciones que yo soy Yahvé, el Santo en Israel” (Ez 39, 4, 7).

Cabe mencionar que la guerra mundial descrita por Ezequiel no es, como erróneamente se piensa a veces, la batalla de Armagedón, la cual será otra campaña militar que se librará hacia el final de la Gran Tribulación, una vez que el anticristo haya roto el acuerdo de paz y se vuelva contra los mismos judíos. La campaña de Aramagedón es descrita por el apóstol San Juan en el libro del Apocalipsis (Ap 16, 12-16), y es la que propiciará inmediatamente la Parusía, pues Jesús en persona volverá para salvar a Israel de la destrucción que le pretenderá infligir el anticristo.

Con todo, a la Guerra de Gog y Magog también se le puede llamar “de Armagedón” porque también tendrá lugar en el valle de Armagedón, llanura de Meguido, al norte de Israel, pero claramente difieren una de otra, en el tiempo y en sus características.

Los siete años de la Gran Tribulación, también conocida como la “setenta semana de Daniel” (por ser el período que falta a la profecía de las 70 semanas, de las cuales ya se cumplieron 69 semanas), son dos partes divididas en tres años y medio, de 1260 días exactos cada mitad (Ap 12, 14; 13, 5; Dn 7, 21).

Es a mitad de la semana, es decir, a los tres años y medio de iniciada la Gran Tribulación, cuando el anticristo romperá el falso acuerdo de paz, proscribirá el sacrificio divino, y desatará la persecución contra todos los que no se sometieron a su gobierno: “a mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la oblación; y en el ala del Templo habrá abominaciones desoladoras hasta el final, cuando la ruina decretada se derrame sobre el desolador” (Dn 9, 27).

Previsiblemente, la Guerra de Gog y Magog será posterior a un ataque previo de Israel o sus aliados contra Siria. Ese embate, que fue profetizado por Isaías, aparentemente refleja una agresión nuclear, ya que la capital siria será completamente destruida: “He aquí que Damasco dejará de ser ciudad; será un montón de ruinas. Cesará el reino de Damasco, y lo que quede de Siria será como la gloria de los hijos de Israel, dice Yahvé de los ejércitos” (Is 17, 1-3; 9). También Jeremías y Amós señalan que Damasco será destruida por el fuego (Jr 49, 23-27; Am 1, 3-5).

Es de notar que Isaías establece una relación entre la devastación del Líbano (Is 10, 23-25; 34) y la total destrucción de Damasco. Ambas naciones son asirias, y el Líbano ha estado esencialmente bajo control de Irán. Llama la atención los nuevos acuerdos entre Hesbolá y Hamás que no sucedieron desde la guerra de 1982. Fue el comandante de las Guardias Revolucionarias Iraníes, general Ismail Qaani, quien logró reunir, en Beirut, a inicios de este año 2023, a las diversas fuerzas que estaban peleadas entre sí: el Hezbollah libanés, la Yihad islámica, y el Hamás de Gaza, para que se reconciliaran las diversas facciones palestinas. En esa reunión se habló ya de del operativo conjunto "Diluvio de Al-Aqsa" del 7 de octubre 2023. Las profecías se siguen cumpliendo día con día.

La Guerra de Gog y Magog traerá cambios significativos para Israel, para Medio Oriente y para el mundo entero. El sistema finaciero se colapsará por el cierre del estrecho de Ormuz y por el pánico bancario mundial. Impondrán entonces la nueva moneda digital mundial.

Israel atravesará por un proceso de limpiar y enterrar los cadáveres de sus enemigos que durará siete meses (Ez 39, 11-16), lo cual indica la magnitud del conflicto bélico.

Con la intervención divina en la Guerra de Gog y Magog, Israel se despertará espiritualmente al Dios de los milagros del Antiguo Testamento. Los judíos se congregarán festivos en Israel mientras las naciones que pretendieron atacarla llorarán sus bajas.

Israel expandirá sus fronteras, readquirirá control total sobre Jerusalén y Palestina, y reconstruirá el Templo, pero el fundamentalismo islámico, apoyado contradictoriamente por el sionismo internacional, impondrá su ley sharia en contra del Dios verdadero, y reclamará internacionalmente que Jerusalén sea dividida en dos Estados.

Las naciones de Medio Oriente y muchas personas reconocerán abiertamente al Dios de Israel que volvió para salvar a su pueblo, pero sin distinguir que ese Dios es el mismo que se hizo hombre en la persona de Jesús.

Erróneamente, el mundo entero proclamará que la guerra ocurrida fue la batalla de Armagedón, que el milenio de bienestar ha comenzado, y que el nuevo líder surgido de las cenizas del conflicto mundial es el Mesías esperado. Eso se puede desmentir fácilmente con la misma Torá. Es muy fácil de demostrar a cualquier rabino o doctor de la Ley, pues ¿cómo es que el mismo Príncipe Mesías del que habla Daniel 9, 24, es el mismo que tres años y medio después (Daniel 9, 27) hará cesar el sacrificio y la ofrenda en el templo judío? Es, a todas luces, un falso mesías que engañará a los judíos. San Juan y San Pablo lo llaman el "anticristo", el "hombre si ley", "el impío", el "hijo de la perdición".


Pero en realidad, lo que habrá empezado es el engaño supremo, y la batalla final entre el bien y el mal, entre el ungido de satanás (el anticristo) y el verdadero Mesías, el cual volverá siete años después, al final de ese periodo de tribulación.

Por más violento y corrupto que percibamos al mundo en la situación actual, por más ausente y silencioso que Dios nos parezca respecto a esta situación, la verdad es más que clamorosa. El silencio de Dios durante esta era se puede comparar a la quietud que precede la tempestad. La tempestad será el cumplimiento del período de juicios de Dios conocido en las profecías como “el Día del Señor”.

Dios no permanecerá silencioso por siempre. En palabras de Isaías, “Por amor de Sión no he de callar, por amor de Jerusalén no he de estar silencioso” (Is 62, 1).

El enfoque de la profecía de Gog y Magog es significativamente la implicación de Dios en primera persona. Él no usará a personas como Moisés ó Aarón contra el faraón egipcio, como tampoco existe referencia aquí a los dos testigos de San Juan (otra razón que lleva a concluir que ésta guerra es previa a la 70 semana de Daniel). Le habla directamente el líder ruso.

Al inicio de los dos capítulos 38 y 39, Dios declara “He aquí que estoy contra ti, Gog...” Dios mismo en persona se muestra airado contra Gog y su alianza de naciones por estar en su contra. Y Dios mismo es quien lo provoca para salir de Magog y dirigirse contra Israel, haciéndolo caer en la trampa: “Yo te haré dar media vuelta (...) y te haré salir con todo tu ejército” “Yo mismo te traeré contra mi pueblo” (Ez 38, 4).

Algunos autores opinan que la referencia a dar media vuelta y ser traído “con garfios en las quijadas” (Ez 38, 4) denotan la referencia a Gog ó Rusia resistiéndose a entrar en la guerra, pero finalmente siendo arrastrada por la coalición de naciones occidentales pro sionistas que lo han provocado.

La apertura del primer sello del Apocalipsis que estaremos viviendo próximamente, es la manifestación pública del anticristo, ya que su forma de adquirir prestigio internacional será por su carácter de aparente "pacificador", firmando la paz. El verdadero Papa ya no vivirá estos acontecimientos (2, Tes, 2, 3-8), y el antipapa tendrá que huir de Roma para ser asesinado posteriormente (Lucía Dos Santos, 3er secreto de Fátima).

Pero lo más importante y grandioso, cuando esto acontezca, es que en medio de esos acontecimientos sucederá el segundo Pentecostés, profetizado por San Pedro, que dará a la Iglesia la fuerza de proclamar con valentía que se aproxima el reino de Cristo, el triunfo del verdadero Mesías, como sucedió a principios de la Iglesia. El Segundo Pentecostés y la intervención divina en favor de Israel serán el inicio de la gloriosa restauración de la Iglesia, de la nueva Evangelización a todos los confines de la tierra. Por lo mismo, los acontecimientos de la guerra no son para asustarnos, sino para alegrarnos de que el retorno del Rey está ya muy cercano.

Tres años y medio después del Segundo Pentecostés y del inicio de la persecución violenta contra los cristianos, vendrá el Rapto de la Iglesia, el premio para quienes se mantuvieron fieles en la lucha. Los cristianos santos serán llevados y preservados de los últimos tres años y medio finales, que son realmente la gran tribulación, el Día de la Ira de Yahvé.

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Last modified on Jueves, 16 Noviembre 2023 17:13
José Alberto Villasana Munguía

José Alberto Villasana Munguía es escritor y analista de escenarios políticos, económicos y religiosos internacionales.

Estudió Teología (Universidad Gregoriana de Roma), Filosofía (Universidad Angelicum de Roma), Humanidades Clásicas (Centro de Estudios Superiores de Salamanca, España) y Comunicación Internacional (ITAM, México) especializándose en Escatología desde 1995.

Es Consejero Académico del Instituto Internacional de Derechos Humanos.

Es miembro directivo del Club de Periodistas de México.

Es Presidente de la asociación civil Vida para Nacer.

Ha recibido en tres ocasiones el Premio Nacional de Periodismo en categorías de Investigación de Fondo.

En 2007 fue investido Caballero de la Orden de Malta en el grado de Caballero de Gracia Magistral.

Está certificado como Intercesor católico en los carismas del Espíritu Santo por la Encounter School of Ministry.

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